La iluminación se relaciona directamente con nuestros sentidos, lo cual hace que influya en nuestro estado de ánimo. El tipo de luz, la elección de nuestras lámparas y la decoración de nuestro lugar de trabajo son tres factores fundamentales que debemos tener en cuenta si queremos tener más productividad.
La luz direccional es ideal para iluminar nuestros espacios de trabajo, ya que nos ayuda a focalizar un punto específico en el cual llevaremos a cabo nuestra actividad principal. Al enfocarnos en un lugar específico estamos dirigiendo automáticamente nuestra vista hacia ese lugar, lo cual nos permite tener una mayor concentración y así, conseguir una mayor productividad.

Existen tres tipos de luz: cálida, neutra y fría. Para estudiar o trabajar siempre será ideal elegir luz neutra o fría, pues son luces que nos ayudan a mantenernos más despiertos y energéticos, a activar nuestra mente y cuerpo, y a tener una mejor disposición a la hora de realizar este tipo de actividades.



Para acompañar la luz direccional de nuestro espacio de trabajo lo mejor es elegir una o máximo dos lámparas más para evitar recargar demasiado el lugar y generar sensaciones de fatiga, confusión o dolor de cabeza. Esta luz debe ser una luz general, que ilumine uniformemente el espacio y nos ayude a ambientar la habitación sin generar demasiados contrastes.
Un tip muy importante para la ubicación de tu lámpara de escritorio es ponerla en el extremo contrario al que trabajas. Es decir, si eres zurdo debes dirigir la luz al lado derecho de la mesa, o si eres diestro, ubícala al lado izquierdo; esto evitará que se creen sombras que puedan obstruir la visibilidad.



Envíanos una foto del espacio que quieres intervenir y te ayudaremos a iluminar tu hogar y darle ese toque único.
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